La culpabilidad kafkiana, por defecto, por pecado original, sin derecho a réplica, la amenaza velada. La distancia obligada, la indefensión aprendida, son la presa que oprime a las aguas violentas. El dolor que deja a todos es indescriptible, comparable a la imagen de una bomba que ya ha estallado con consecuencias irreversibles, decisiones ya tomadas que son inevitables, cuál tragedia griega, como una explosión rebobinada a cámara lenta.
Cada una de las ē que aparecen en los cuadros, son su memoria desde que nació y serán hasta la última pincelada con la que mancille la belleza de un lienzo en blanco. La idea era hacer una animación donde una taza se rompe en mil pedazos y en el dibujo del corazón, sobre la taza, los pedazos son las esquirlas que se clavan. En un bucle que no tiene fin.
De todos los cafés que he realizado, este es el más doloroso.
“La rabia, furia e ira de la impotencia, la incomprensión
y saturación de todo ese amor,
no solo no correspondido,
sino despreciado.
Ambos sabemos que las palabras son arrebatos sin razón,
sin motivo,
sin sustrato,
pura víscera despotricada.
Sofocación que,
a bocanadas caóticas,
se olvida de tomar aire.
Lo que sí conozco es ese “PASARÁ”,
que para ti no pasa.
Ese tiempo estancado, donde no hay un remanso,
una tregua para esa espera,
de lo que uno presiente que no llegará.
Esa espera que no sabe esperar.
El cuerpo extravió la semántica del término,
perdió por completo su asociación con el tiempo,
la palabra cae,
se decolora y opaca sin sentido,
esperar,
para aquellos a quienes
les revientan la esperanza
como una granada de fragmentación,
que contempla solo
esquirlas volando
incrustándose en cada sentido.
Palabra y tacto inmovilizado, petrificado,
en esa espera a la que solo sostiene esa raíz echada por la misma espera.
Un estado espectral, donde has quedado atrapado, sin posibilidad de correr
o echar siquiera la mirada hacia atrás,
pues esa amargura mezclada
con lágrimas nos ha solidificado
en pura sal.
Una columna hecha de sal expuesta a la abrasión de un desierto,
en un lugar donde no transita el tiempo.
Donde se ha detenido.
Donde se extinguió la noción de descanso, sucesión y tregua.
Donde nadie más que uno mismo puede una vez más salvarse.
Pero, de qué sirve un rescate donde lo secuestrado
es el entusiasmo
y deseo de continuar,
su finalidad.
Ese lugar desde el cual solidificados contemplamos esquirlas impactando en un exterior anestesiado,
por los efectos de un interior horadado y carcomido sin descanso,
en una vigilia donde solo se alternan la angustia,
la desesperación
y los recuerdos.
El sí por el otro desterrado.”
@DianaLizardi.Hache
cafēsucre 053 - Esquirlas volando
Fecha: 08 del 12 de 2022
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